Formularios de Google: la aventura de escribir
Recuerdos felices
Las tardes de verano permanecen vívidas. A pesar del calor agobiante nuestra curiosidad no cedía. Aquello que algunos llamaban “baldío” parecía un lugar mágico. Sus pisos ondulados contenían una y mil historias. Aunque de la centenaria casona señorial apenas quedaban vestigios. De hecho, el salón principal hacía las veces de trinchera, cancha de fútbol y laberinto.
En aquel entonces las hazañas no daban tregua. Simplemente asomaban por la ventana y florecían entre sonrisas. Una rama oficiaba de espada, un grifo oxidado era el más bello zafiro y la imaginación dibujaba a su paso tiernas miradas cómplices.
El rompecabezas de la infancia tenía pocas piezas. Bólidos a fricción, una …
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